Tenemos distintos ejemplos en el mundo: La ruta del vino en Chile, la ruta del duero en España, el paisaje agavero en México, por mencionar sólo algunos de los más famosos. Ejemplos que nos muestran cómo a partir de un cultivo, su cultura y su industrialización, se puede potenciar otro magnífico sector económico: el turismo.

En Risaralda tenemos ese gran potencial. Nuestro Paisaje Cafetero, Patrimonio Cutural de la Humanidad podrá permitirnos ofrecer una Ruta sobre el más representativo y reconocido producto de nuestro país, pero además fortalecer nuestra ancestral cultura cafetera.

Los caminos por las veredas, con miradores como el de Filobonito, subiendo a Altagracia, son un ejemplo de esas posibilidades que le permitirían a un extranjero, o simplemente a un colombiano paseador, llevarse las más bellas fotografías de nuestro paisaje verde cafetero. Cualquiera de las vías a los bellos municipios risaraldenses son aptas para que propios y extraños puedan disfrutar de nuestra belleza natural.

El café que por tantos años ha representado nuestra economía, puede convertirse en la razón por la cual los turistas vendrían a conocer las plantaciones, pero además a catar diferentes tipos de café y conocer de primera mano el proceso artesanal, desde la recolección del grano hasta verlo servido en la taza y disfrutarlo.

Eso es lo que le muestran a un turista cuando visita un lugar: la cultura y sus productos, y las posibilidades que tiene nuestra tierra en ese símbolo que ha marcado la diferencia del país en cuanto a su reconocimiento positivo es inmensa, pues además de las rutas, con seguridad un "yipao? será una buena experiencia, así como una chiva que les permita conocer, además de la cultura cafetera, la cultura popular.

En Cuba, la de Fidel Castro, se pueden conocer los sembrados de tabaco y caña y conocer las factorías de puros y ron. Esos también son atractivos turísticos por los que la gente paga para escuchar la historia de la cultura que los reconoce para bien en el mundo entero.

Seguramente esa ruta del café por las empinadas laderas de nuestra geografía, no solo mostrará la historia del grano, sino que se convertirá en una disculpa adicional para consolidar todo el potencial que tiene la región en materia turística.

Solo el municipio de Pereira tiene la mayor cantidad de pisos térmicos en algo más de 100 kilómetros. Para hacerse a una idea uno podría ir, en un solo día, desde el calor de La Virginia y el Valle de Risaralda hasta el frio del Parque Nacional de Los Nevados y en algunos de sus tramos apreciar los cultivos de café.

Tenemos entonces los dones de la naturaleza y de nuestra gente. Sólo falta una política eficiente y planeada que nos permita consolidarnos como un destino turístico de verdadera clase mundial.